jueves, 15 de mayo de 2014

El clásico de la semana es...

  
Para Maru Cares, que me recordó a su paisana María Elena Walsh.

Y con enorme agradecimiento a Cecilia Pisos, que me proporcionó la selección de poemas.

María Elena Walsh (1930-2011), toda una leyenda entre todos los lectores argentinos, seguramente por poemas tan memorables como estos dos.



Canción de la lavandera

Lávate paloma,
con aire mojado,
las patas y el pico,
la pluma y el vuelo volando volando.

Lávate la sombra,
luna distraída,
con jabón de estrella
y espuma de nube salina salina.

Lávate las hojas,
dormido verano,
con agua llovida
y esponja de viento salado salado.

El aire me lava,
la luz me despeina,
la traviesa espuma
me pondrá peluca  de reina de reina.



En una cajita de fósforos
 
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo
(pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra)
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve
Es cierto que está muy gastada.
Lo sé, pero qué voy a hacer
tirarla me da mucha lastima
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
Basura, dirán, cachivaches
no sé por qué juntan todo esto.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.



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