La nana de la calle azul
A Abel y sus palabras
Ya no hay niños en el parque,
ciudad sin casas, con luz,
luz que recuerda las calles.
-¿La calle es azul?
-Dime, tú, que ya
lo sabes.
-Es azul marino…
Tarde.
Cada tarde el sol
se cae.
-¡Hola, noche! -ríes
tú.
-Duerme, duerme mi niño.
Sacaremos del baúl
todos, todos los colores,
y pintaremos las
calles, los parques…
Dibujaremos de azul
el cielo y todos los mares.
Duerme, duerme mi niño,
que ya es tarde
y el sol lo sabe.
Mercedes Rubio Mendoza (Madrid, 1976) es licenciada en
Filología Hispánica y actualmente ejerce como profesora de enseñanza
secundaria.
Suave y melancólico.
ResponderEliminarNo podías haberlo definido mejor con dos palabras, Manuel.
EliminarPrecioso poema que me transporta a las infinitas noches de la mano de un niño... Cuentos repletos de descubrimientos, de invención, de preguntas espontáneas y respuestas improvisadas. Todo tan presente...Gracias hermana...
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