viernes, 16 de enero de 2015

El clásico de la semana es...

     
     Antes de saber siquiera lo que era la poesía, y mucho menos que había algo llamado poesía infantil que algunos escritores escribían pensando en los pequeños lectores, los niños españoles nacidos más o menos en la década de 1970 nos familiarizábamos sin darnos cuenta con ese género a través de una cantante muy popular entonces y hoy en día retirada de esos menesteres que la hicieron tan famosa (y dedicada a otros nada populares, por cierto). Rosa León se encargaba entonces de difundir con su voz y su guitarra canciones tradicionales infantiles o de escritoros como José Agustín Goytisolo o María Elena Walsh, autora por cierto de la conocidísima Canción de la vacuna, cuyo estribillo creo que podemos cantar todos los que fuimos a EGB. Visto hoy en día, el estilo interpretativo de Rosa León tiene quizás un punto un poco naíf que puede repeler y atraer a partes iguales, pero no se puede negar su labor difusora de la poesía infantil y su exquisito gusto al elegir  joyas tan delicadas como esta Canción de bañar la luna, también de María Elena Walsh. Y, sobre todo, a Rosa León hay que reconocerle su indudable condición de icono del imaginario infantil de aquellos años, algo que, guste o no guste, consiguen muy pocas personas.

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