En su ya clásico Por qué leer a los clásicos, Italo Calvino dijo que toda lectura de un clásico es en realidad una relectura, porque un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Sin duda alguna, Ítaca, de Konstantin Kavafis, es un clásico en el sentido calviniano del término, pues no importa cuántas veces lo hayamos leído: cada relectura da la sensación de ser una primera lectura. Además, sus propios versos nos dan la mejor de las instrucciones para leer a los clásicos: Mas no apresures el viaje. / Mejor que se extienda largos años...
Si vas a emprender el viaje hacia Itaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A lestrigones ni a cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes,
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Itaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañara Itaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya que significan las Itacas.
(traducción de José María Valverde, Madrid, Hiperión, 1976, p. 46).
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