sábado, 23 de mayo de 2015

El clásico de la semana es...

    


      La literatura universal está llena de diatribas en contra de las mujeres y su comportamiento. Por ello, siempre alegra y sorprende encontrar una canción como esta, que William Shakespeare - esa mente incandescente, como lo llamó Virginia Woolf - incluyó en Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing) y que aconseja a las mujeres no llorar más por esas criaturas inconstantes y, literalmente, con un pie en el mar y otro en la orilla, que son los hombres. Pero, ante todo, este es un poema que incita a no suspirar por amor, a mirar adelante y, como se dice en los dos versos finales de las dos estrofas, a convertir todo pesar en alegría y música.
    La canción, además, tuvo la suerte de tener un gran protagonismo en  la adaptación al cine que hizo Kenneth Branagh de la obra, donde los versos fueron leídos magistralmente por Emma Thompson al principio y se convierten, al final, en la canción con la que todos celebran el final feliz de la trama, en medio de un paisaje italiano de una belleza arrebatadora que incita, como dicen los versos, a disfrutar de la vida.

Sigh no more, ladies, sigh no more.
    Men were deceivers ever,
One foot in sea, and one on shore,
    To one thing constant never.
Then sigh not so, but let them go,
    And be you blithe and bonny,
Converting all your sounds of woe
    Into hey nonny, nonny.

Sing no more ditties, sing no more
    Of dumps so dull and heavy.
The fraud of men was ever so
    Since summer first was leafy.
Then sigh not so, but let them go,
    And be you blithe and bonny,
Converting all your sounds of woe
    Into hey, nonny, nonny.
 
 

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