viernes, 30 de octubre de 2015

Juan Carlos Martín Ramos, VIII Premio Ciudad de Orihuela de poesía para niños



   El escritor Juan Carlos Martín Ramos ha sido galardonado con el VIII Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para Niños por la obra presentada con el lema Mundinovi. El fallo del certamen, convocado por la Concejalía de Educación de Orihuela y el sello FAKTORÍA K de la editorial KALANDRAKA, coincide con el 105 aniversario del nacimiento del poeta oriolano Miguel Hernández. Mundinovi ofrece una “visión completa del mundo del títere”: desde qué son hasta quiénes son, pasando por la función que cumplen. Se trata de un “hermoso poemario”, ha señalado el jurado, elaborado a base de “versos populares muy rítmicos, acompañados con pequeñas escenas dramáticas”.
        Ha sido elegido por unanimidad entre 106 trabajos procedentes de 29 países, entre los que figuran España, Argentina, México, Israel, Cuba, Costa Rica, Puerto Rico, Estados Unidos, Canadá, Francia o Israel. La ormiga que perdió su hache ha sido la finalista del certamen. El jurado ha estado formado por la concejala de Educación y Cultura de Orihuela, Begoña Cuartero, las profesoras y escritoras Antonia Rodenas y Fuensanta Estremera, el poeta Antonio Rubio y el director de Kalandraka, Xosé Ballesteros.
      Juan Carlos Martín Ramos (Belmez, 1959) es escritor y trabaja como técnico de Cultura en el Ayuntamiento de Fuenlabrada. Ha recibido el Premio Lazarillo de Literatura Infantil (2003) por la obra Poemamundi y el Premio Leer es Vivir (2002) por Las palabras que lleva el viento. Ha publicado en total seis libros para público infantil y juvenil. Se ha dedicado también al mundo de los títeres, en la compañía Titiritaina.

Laura Escudero, Premio de Poesía Hispanoamericana para niños 2015



Ema y el silencio, libro ganador del premio en su versión 2015



El jurado estuvo integrado por Susana Ríos Szalay, María Emilia López y Mercedes Calvo 


El premio consiste en doscientos mil pesos mexicanos y la publicación del libro en el Fondo de Cultura Económica

   El jurado calificador del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2015, integrado por Susana Ríos Szalay, de México; María Emilia López, de Argentina y Mercedes Calvo, de Uruguay, determinó por unanimidad, de acuerdo con la convocatoria respectiva y luego de revisar cuidadosamente las postulaciones recibidas al certamen, provenientes de una veintena de países, que el ganador del premio único e indivisible sea el trabajo titulado Ema y el silencio, marcado con el número 301 y presentado bajo el seudónimo de Alicia Liddell. Ema y el silencio es de la autoría de Laura Escudero, escritora, docente, psicóloga y promotora de la lectura radicada en la ciudad de Córdoba, Argentina.

   Laura Escudero nació en la ciudad de Córdoba en 1967. Es Profesora de Educación Preescolar y Licenciada en Psicología. Miembro de Cedilij (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) desde el año 2000. Es Máster en Promoción de la Lectura de la universidad de Castilla-La Mancha (CEPLI). Resultó dos veces ganadora del Premio El barco de vapor (Ediciones SM, Argentina)  en el 2005 con Encuentro con Flo y en el 2010/11 con El rastro de la serpiente. Tres de sus libros fueron distinguidos como “Destacados de Alija”. Encuentro con Flo ha sido traducido al portugués.  Otros títulos son: Heredé un fantasma  (SM), El botín (Norma), Los parientes impostores (Norma), El camino de la luna (Comunicarte) o La viejita de las cabras (Del Eclipse). Actualmente se dedica a la escritura y la enseñanza en el nivel superior.

   El jurado destacó el libro seleccionado entre 318 participaciones recibidas por su excelente trabajo sobre el lenguaje y un manejo agudo de las imágenes que forman una unidad impecable.

lunes, 26 de octubre de 2015

El clásico de la semana es...

   
    Una nana, porque es el lugar por donde empieza todo: la música, la poesía, el sueño y la vida.
    Y porque, como dice la letra de esta esta nana napolitana (interpretada por el contratenor Philippe Jaroussky y L'Arpeggiata), ya llegará el momento de partir, ya llegará el momento del dolor. Pero, mientras tanto, no es malo intentar dormir.

Ninna nanna alla Napoletana  

Ninna nanna, ninna nanna,
dormi figlio, dormi amore.

Con quel pianto e quella voce
brami, ohimè, brami la croce.
Or ch'è tempo di dormire
dormi figlio e non vagire,
verrà il tempo del dolore.
Dormi amore.

Quella bocca pien di miele
 brama latte aceto e fiele.
Or ch'è tempo di dormire
verrà il tempo del partire,
verrà il tempo del dolore.
Dormi amore.

Altri pecca e tu ne piangi,
e la vita in morte cangi,
e ne godi nel dolore.
Per dar vita al peccatore
complirai questo desio.
Dormi, o Dio.

miércoles, 21 de octubre de 2015

El clásico de la semana es...

   
    Edna Saint Vincent Millay (1892-1950) es sin duda una de las poetas más conocidas en Estados Unidos y una de sus figuras literarias más carismáticas. Su gran éxito en vida y su enorme popularidad decayeron no obstante a raíz de la influencia creciente de ese cambio de sensibilidad generalizado que en los países anglosajones se conoce como Modernism, dentro del cual su poesía, de tonos más románticos, no encajaba bien, y solo la emergencia de la crítica feminista vino a rescatar y reinvidicar críticamente su calidad en años más recientes.
    Aunque no escribió poemas específicamente dirigidos a un público infantil, un volumen publicado en 1951, Edna St. Vincent Millay's Poems Selected for Children, contiene una muestra significativa de su producción lírica considerada adecuada para jóvenes lectores, ilustrados por J. Paget-Fredericks. 
   Vincent Millay tiene poemas de amor apasionado y elegiacos (es conocido su verso And you as well must die, beloved die), e incluso los poemas seleccionados para niños no pueden sustraerse de ese tono elegíaco y algo melancólico, en el que late un apasionamiento contenido que sin embargo sí aflora en muchos otros poemas. 
    Poco conocida y casi nada traducida en España (salvo error), aunque contemos con una biografía suya publicada en la editorial Circe, de ella incluyo aquí dos poemas que, bajo una superficie de aparante placidez, reflejan precisamente dicho tono algo elegíaco del que hablábamos antes. 

Sorrow

Sorrow like a ceaseless rain
Beats upon my heart.
People twist and scream in pain, —
Dawn will find them still again;
This has neither wax nor wane,
Neither stop nor start.
People dress and go to town;
I sit in my chair.
All my thoughts are slow and brown:
Standing up or sitting down
Little matters, or what gown
Or what shoes I wear.

Epitaph

Heap not on this mound
Roses that she loved so well;
Why bewilder her with roses,
That she cannot see or smell?
She is happy where she lies
With the dust upon her eyes.

Travel

The railroad track is miles away,
And the day is loud with voices speaking,
Yet there isn’t a train goes by all day
But I hear its whistle shrieking.
All night there isn’t a train goes by,
Though the night is still for sleep and dreaming,
But I see its cinders red on the sky,
And hear its engine steaming.
My heart is warm with friends I make,
And better friends I’ll not be knowing;
Yet there isn’t a train I wouldn’t take,
No matter where it’s going.
 

martes, 20 de octubre de 2015

nada de nada


 
Nesquens, Daniel y Gamón, Alberto, Nada de nada, Zaragoza, Ediciones sinpretensiones, 2015.

Creo que a nadie se le escapa que hoy en día en España estamos asistiendo a un cambio de paradigma en el mundo editorial, caracterizado, entre otras transformaciones, por cierta proliferación de sellos editoriales independientes que ofrecen productos más arriesgados y personales y que se ven obligados a crear un catálogo particular para sobrevivir entre tanta competencia (y para publicar algo realmente inédito también). Esta tendencia se da en la literatura para adultos, pero también en la literatura infantil y juvenil, en la que, al margen de las grandes editoriales que todos conocemos, han surgido proyectos muy interesantes, a veces casi artesanales, que publican libros muchas veces arriesgados y personales.
Uno de esos sellos es sin duda sinPretensiones, que ha nacido en Aragón, una región que parece un paraíso de la literatura infantil, a juzgar por la enorme actividad ligada a la misma que se encuentra allí, según ponía de manifiesto recientemente Begoña Oro, tanto editorial como académica, con el grupo ELLIJ de la Universidad de Zaragoza, dirigido por Rosa Tabernero, y su máster propio como punta de lanza. Detrás de este sello están dos ilustradores, un escritor y una librera y una bibliotecaria. Su catálogo es tan reducido como exquisito (se puede consultar en su web), y sus apuestas no deberían dejar indiferente a los lectores más exigentes.
En Nada de nada, su cuarto libro, se unen los talentos de Daniel Nesquens y Alberto Gamón, como nos dice el subtítulo, bastante informativo: “Greguerías de Daniel Nequens ilustradas por Alberto Gamón”. Usar la palabra greguería para describir estas composiciones deja ya clara la genealogía literaria de la que proviene el autor (a nadie le sorprenderá, si ha leído otras obras suyas), pero, por si fuera necesario orientar a algún despistado, abre así el AVISO AL LECTOR:

“Si Robinson Crusoe, comparado con Moby Dick, es la obra de un aficionado, no quiero pensar lo que son estas “flautas con orejas” en comparación con las greguerías de Ramón, con las máximas mínimas de mi admirado Jardiel Poncela o con las chilindrinas de mi paisano Tomás Seral y Casas”.


De alguna manera, parecía inevitable que Daniel Nesquens acabara por escribir greguerías. Toda su literatura para niños es deudora de una tradición literaria que entronca con el humor y el absurdo de manera muy clara, en la línea de los escritores evocados en el AVISO, y que se prolonga también aquí bajo la clara influencia de la definición ya clásica y muy difundida de greguería: metáfora más humor.
Pero lo más destacable es que esa genealogía que entronca a Nesquens con las vanguardias y los ismos no se ve solamente en el uso de la greguería y del humor, sino también en los juegos tipográficos que se suceden constantemente durante las páginas del libro. Así, aunque la edición adopta un formato más bien convencional en lo que respecta la distribución del texto y las ilustraciones (aquel en página par, estas en impar), en la mayoría de las greguerías se juega con la tipografía de alguna manera, con una variedad de recursos realmente sorprendente en la que apenas se ve reiteración, muchas veces adaptándose a la ilustración que la acompaña.
Por ejemplo, la primera, (“El ascensor no tendría por qué bajar, el descensor sí”), no solo las dos oraciones se disponen en vertical sobre la página, sino que las palabras de la primera están en sentido ascendente y las de la segunda en descendente, en consonancia con el propio texto. Otras veces se eliminan letras de la greguería (“La bicicleta se alimenta de k l´tr s”) o se recurre a una disposición imitativa en forma de caligrama, como en “La torre Eiffel es el cohete que siempre está estropeado” o en “La televisión es rectangular y no redonda para poderla dejar sobre la mesa”, donde todo el texto adopta la forma de un rectángulo. En “La jirafa siempre está en las nubes”, por su parte, la primera parte, “La jirafa siempre está” se sitúa en la parte baja de la página, mientras que “las nubes” está en lo alto de la misma. Tampoco son infrecuentes los cambios de fuentes o la imitación de diversos formatos ("La sandía siempre está sonriendo" está encerrado dentro de un óvalo que recuerda a las pegatinas que llevan algunas frutas). 
Las ilustraciones son sin duda una respuesta coherente a todos estos juegos. Sintéticas y de perfiles acertadamente cubistas en ocasiones, y con una tendencia a la síntesis que recuerda a ciertas manifestaciones de la poesía visual, lo más importante aquí es que se da una interacción entre las ilustraciones y los textos que le proporciona una dinámica propia de un álbum ilustrado, pues hay ocasiones en las que son necesarios ambos códigos para entender el mensaje en su conjunto. O, dicho de otra manera, muchas veces sin la ilustración no se entiende la greguería. Por ejemplo, en el caso de “El marisco preferido del pianista es el pulpo”, solo la ilustración, en la que se ve unas semicorcheas suspendidas sobre la página en blanco, nos resuelve el enigma metafórico que contiene el texto. Algo parecido sucede en el “La grapadora expulsa las grapas después de haber comido pescado”, que aparece en la página en vertical. En la ilustración, se ve una grapadora abierta, como si fuera una boca, de la que salen unas cuantas grapas que forman la silueta de un pez. En “El coche es un gran atleta”, en la que las letras del texto se van separando paulatinamente para simular velocidad, la ilustración juga con la similitud entre un bólido y una zapatilla de deporte, mientras que el “El oficio de padre es el más artesanal de todos”, todo el texto se  dispone al revés en consonancia con la ilustración, una imagen de Gepetto mirando desesperado desde arriba a un Pinocho con la nariz larguísima.  
Así, realmente este libro es una obra a dos voces, en la que se combinan dos talentos en plena sintonía para ofrecernos una pieza extremadamente afinada.
Para acabar, solo me queda decir que ojalá hubiera más libros así. Es decir, libros en los que se invite a los lectores (a los niños, por supuesto, pero también a los demás) a jugar con las palabras y las imágenes, a crear imágenes con las palabras en todos los sentidos y a maridar palabras con imágenes, y a hacerlo porque sí, porque es bueno ejercitar la imaginación y deleitarse con la sensualidad verbal, y no porque haya ningún valor que aprender, ninguna lección que recoger, ninguna moraleja que retener. Porque es bueno leer por leer y leer porque sí. 
Nada más. 
Nada menos.  


sábado, 17 de octubre de 2015

El clásico de la semana es...

       
       Oda a las papas fritas, de Pablo Neruda, porque una comida que le gusta a todo el mundo merece sin duda un poema a su altura.

Chisporrotea
en el aceite
hirviendo
la alegría
del mundo:
las papas
fritas
entran
en la sartén
como nevadas
plumas
de cisne
matutino
y salen
semidoradas por el crepitante
ámbar de las olivas.

El ajo
les añade
su terrenal fragancia,
la pimienta,
polen que atravesó los arrecifes,
y
vestidas
de nuevo
con traje de marfil, llenan el plato
con la repetición de su abundancia
y su sabrosa sencillez de tierra.

miércoles, 7 de octubre de 2015

El clásico de la semana es...

   

      Ahora que es el momento de Basquiat en el Guggenheim de Bilbao, también puede serlo de recordar Life Doesn't Frighten Me, un libro en el que la editora Sara Jane Boyers unió versos de la escritora estadounidense Maya Angelou (1928-2014) con obras del artista neoyorquino. Dos de las más poderosas personalidades artísticas norteamericanas unidas en un solo libro. Un clásico instantáneo que se puede leer traducido aquí y leído por la propia autora aquí.

 

Shadows on the wall, noises down the hall,
Life doesn’t frighten me at all.
Bad dogs barking loud, big ghosts in a cloud,
That doesn’t frighten me at all.

Mean old Mother Goose, lions on the loose,
They don’t frighten me at all.
Dragons breathing flame on my counterpane,
That doesn’t frighten me at all.

– I go Boo, make them shoo,
I make fun, a-waaay they run!
I won’t cry, so they fly,
I just smile, and they go wild!
Life doesn’t frighten me at all.

Tough guys in a fight, all alone at night,
Life doesn’t frighten me at all.
Panthers in the park, strangers in the dark,
No, they don’t frighten me at all.

That new classroom where
Boys all pull my hair,
They don’t frighten me – at all.
Kissy little girls
With their hair in curls,
They don’t frighten me – at all.

Don’t show me frogs and snakes
And listen for my screams
– IF I’m afraid at all,
It’s ONLY in my dreams…

I have got a magic charm that I keep up my sleeve,
I can walk the ocean floor and never have to breath.
Life doesn’t frighten me – not at all – not at all,
Life doesn’t frighten me at all.