miércoles, 8 de marzo de 2017

Gloria Fuertes, poeta para niños (a propósito de Poemas de la Oca Loca)


Cuando alguien me pregunta a qué me dedico y yo respondo que doy clases de literatura infantil en la universidad, normalmente el interlocutor reacciona con cierta perplejidad y un poco de embarazo. Casi todos dicen “Ay, qué bonito”, con un tono cursi y algo acaramelado que se parece mucho al que usarían para hablarles a sus hijos, sobrinos o nietos, como si el hecho de dedicarme a enseñar y a investigar (y a escribir, pero eso no sale a colación en ese momento) literatura para los llamados “más pequeños” te convirtiera directamente en uno de ellos y ya no pudieran hablarte de tú a tú, como a un adulto. Algunos, los menos, se interesan sinceramente por la literatura infantil y llegan a hacerme preguntas inteligentes sobre sus límites, sus problemas y su relación con la didáctica y la moralina fácil. Y otros muchos intentan rebuscar en su mente para encontrar algo interesante que decir y lo único que consiguen encontrar buceando en el baúl de sus recuerdos infantiles (que con los nuevos tiempos ha mutado y se ha convertido más bien en una televisión con dos canales) es algo parecido a lo siguiente: “Ah, pero en literatura infantil, ¿qué hay? Gloria Fuertes y poco más, ¿no? Ay, a mí me encantaba de pequeña, de verdad”.
La respuesta es sintomática del estado de desconocimiento y reconocimiento (o des-reconocimiento) de la LIJ en el Estado español, por un lado, y, por otro, de un hecho que resulta insoslayable: que Gloria Fuertes es lo más parecido a un mito literario infantil que tenemos en España. Un mito moderno, como bien sabemos desde que Roland Barthes lo radiografió en sus Mitologías, se caracteriza por ser un metalenguaje que se construye sobre un elemento real para hipertrofiarlo y proyectar en el imaginario colectivo un solo aspecto del mismo que eclipsa todos los demás. Gloria Fuertes, siguiendo este argumento, sería un mito en el doble sentido del término: en primer lugar, porque ella misma eclipsa toda la tradición literaria infantil hispánica; y, en segundo lugar, porque su faceta de autora infantil ha eclipsado para el gran público su poesía para adultos, de una calidad y una originalidad sin parangón. Gloria Fuertes podría haberse convertido en esa un tanto odiosa y sexista figura arquetípica que es la gran dama de las letras españolas (¿acaso existe el Gran Caballero de las Letras?) si no fuera porque quizás eso es más difícil para una poeta que para una novelista y porque su faceta de autora infantil eclipsó el resto de su obra. Nadie toma en serio la literatura infantil, y así nos va.
En 2017 se cumplen cien años de su nacimiento y, afortunadamente, esta efeméride no ha pasado desapercibida. Son varios las publicaciones que han llegado a las librerías y los artículos en suplementos y revistas culturales dedicados a esta autora. El punto culminante hasta ahora quizás haya llegado el pasado sábado 25 de febrero, cuando el suplemento cultural de El País, Babelia, le dedicó la portada y la doble página de inicio, algo que solo sucede ante lo que se considera un acontecimiento cultural. Con esto, Gloria Fuertes ha quedado definitivamente canonizada en el campo literario español.
Sin embargo, resulta interesante comprobar que la mayoría de artículos publicados a raíz de esta efeméride tiene un punto de partida muy similar: casi todos ellos hablan de la necesidad de rescatar a Gloria Fuertes del ámbito infantil y de reivindicar su desconocida y ensombrecida faceta de poesía para adultos. Nada que objetar. Yo mismo soy un gran admirador de la poesía para adultos – llamémosla así, por abreviar –  de Gloria Fuertes, pero creo que el desconocimiento y poca valoración de la misma tal vez no se deba tan solo a la popularidad de sus obras para niños y a la sombra de su faceta televisiva, sino también a la extendida tendencia a minusvalorar la poesía escrita por mujeres y a no ponerla nunca a la misma altura de la escrita por los hombres. Pasa con Fuertes, pero ha pasado también con María Victoria Atencia, por ejemplo, y otras. Problemas de discriminación literaria aparte (el canon puede ser muy duro, desde luego, y no solo para las mujeres) lo que me llama la atención de este deseo de rehabilitación de la Gloria Fuertes para adultos es que esconde, bajo su bienintencionada finalidad, siempre la misma retórica, la misma actitud: la del rescate, la de la poesía infantil como un territorio concebido como un lugar desde el que hay que rescatar su obra y su figura, un territorio en el que quizás permanecía injustamente prisionera. Y me parece un punto de partida en cierto modo erróneo.  
El léxico del artículo de Elsa Fernández-Santos en Babelia no deja lugar a dudas sobre esta contraposición. En la portada del suplemento, leemos lo siguiente: “Gloria Fuertes, por fin libre. Fue la famosa escritora para niños que salía en la tele, pero también la autora de una poesía desgarrada. En su centenario, varios libros y exposiciones la devuelven a la literatura adulta” (las cursivas son mías, por supuesto). Pasando de página, el titular del artículo es “Una poesía mayor de edad”, lo cual supone toda una declaración de intenciones. En el cuerpo del artículo menudean las afirmaciones coherentes con estos titulares, de modo que no es difícil llegar a la conclusión de que Gloria Fuertes tiene que ser rescatada de la poesía infantil, que la degrada, mediante la reivindicación de su poesía para adultos (que no adulta, como dice el titular de la portada: no es lo mismo). Solo la voz de Paloma Porpetta emerge solitaria en la reivindicación de su faceta infantil también cuando dice que “es importante no descuidar su obra infantil, porque le dio una vuelta absoluta a la literatura para niños en España, la hizo coloquial sin cursiladas y logró que miles de niños se acercaran de su mano a la poesía”. El poeta Luis Muñoz, por ejemplo, alude a su faceta televisiva, pero se centra en su aspecto de clown, en su manera de vestir y de hablar, sin entrar en el que para mí es sin duda el meollo de la cuestión: cuál es su verdadera aportación a la poesía para niños en España y a la literatura infantil, porque no hay que olvidar que no solo escribió versos para niños, sino también teatro y una narración tan deliciosamente subversiva como Cangura para todo (Premio Andersen, por cierto), que surgió como encargo      – cómo no – por parte de Esther Tusquets. El artículo de Elsa Fernández-Santos, en esta línea, solo destaca como libros publicados a raíz de su centenario tres volúmenes para adultos de Blackie Books, Nórdica y Reservoir Books, y olvida sin embargo la que quizás ha sido la primera publicación del centenario, aunque sea solo para niños: Poemas de la Oca Loca. Pero ya digo que no es sorprendente. El artículo, como la mayor parte de los testimonios que incluye, parte de la oposición radical entre la poesía para niños y la poesía para adultos de Fuertes, entre su figura televisiva y popular y la autora de culto valorada por sus colegas. Yo creo que es un error incidir en dicha oposición, porque no beneficia ni a una faceta ni a otra, como lo es pensar que su poesía no ha sido justamente reivindicada por su fama como autora infantil.
Ante artículos así creo que no queda más remedio que intentar poner un poco de orden en el terreno que uno mejor conoce, la poesía infantil, y reivindicar ante todo a Gloria Fuertes también como una gran autora de poesía para niños, con o sin proyección mediática, con o sin presencia en el imaginario, y por lo tanto destacar por encima de todo la aparición en Kalandraka de sus Poemas de la Oca Loca a principios de año como una manera perfecta de calibrar su valor como poeta para niños, como cultivadora de poesía infantil.
Una vez más, en la valoración de Gloria Fuertes como poeta para niños, nos topamos con el problema de la deformación y la mitificación. El problema de Gloria Fuertes es que ha creado una falsa escuela poética en España y una legión de falsos imitadores que se han quedado en la superficie de su poesía y han cogido solamente lo peor o lo más imitable. Porque la poesía infantil de Fuertes produce la falsa primera impresión de ser fácilmente imitable, fácilmente copiable, porque parece tremendamente fácil. Cogemos un par de animalitos, hacemos un par de versitos con ellos, y ya está. Total, los niños no merecen mucho más. Con cualquier cosa se arreglan.
Si uno se esfuerza por leer las obras para niños de Gloria Fuertes se dará cuenta de que sus versos son todo menos eso. Como todos los grandes autores para niños, Gloria Fuertes le habla de tú a tú al público infantil y no lo trata con ningún tipo de condescendencia. Aplica incluso a los niños los mismos recursos y las mismas herramientas que usa en su poesía para los adultos, entre las cuales destacan dos sobre todo: el humor y la tendencia a crear imágenes que surgen de elementos cotidianos y que quedan transfiguradas por medio del absurdo. Por supuesto que sus poemas para niños riman y que hay incluso cierta tendencia al ripio que puede hacernos sonreír, pero si uno lee con calma su poesía se dará cuenta de que lo más importante es ese trabajo constante con el lenguaje y la imaginación – ¿no es eso al fin y al cabo la poesía, la imaginación trasfigurada que se expresa con el lenguaje? – y que la inventiva verbal es absolutamente apabullante, incluso en poemas como los incluidos en Poemas de la Oca Loca, que fueron creados para un espacio televisivo, cuando en la televisión se hacían cosas como estas, en el siglo pasado.
Poemas de la Oca Loca no reniega de la Fuertes poeta para niños ni de la Fuertes figura televisiva, porque la base del libro está en ambas. No todo lo que hizo Fuertes en la televisión sirvió para rebajarla o dejarla de lado.  
Estos Poemas de la Oca Loca son una serie de dictados poéticos cuyo título comienza la mayoría de la misma manera (Cómo se dibuja) para a continuación incluir una gran variedad de elementos de la vida cotidiana o no, porque se dan instrucciones para dibujar un señor, una señora, un niño, un coche, una tormenta, pero también un cocodrilo, un esquimal, una bruja o un canguro. Solo hay tres excepciones al respecto: el primer poema, La Oca Loca, y los dos últimos, La sardina Florentina y La niña y la caracola. En la edición que ahora presenta Kalandraka se recuperan las ilustraciones que a finales de la década de 1970 realizó el ilustrador Miguel Ángel Pacheco para el programa Para los pequeños. Según explica él mismo en la adenda final, el programa estuvo constituido por “alrededor de noventa miniespacios poéticos de dos minutos como máximo, basados en sus textos, que recitaba Matilde Vilariño, y en donde mi mano, enguantada en blanco, realizaba con un rotulador negro (…) los dibujos que aquí veis coloreados y entramados”. Ha sido todo un acierto que la editorial haya decidido reeditar estos poemas con los dibujos que Pacheco realizó para dicho programa, porque de esta manera su carácter de dictados poéticos en los que se enseña cómo dibujar tiene su justa correspondencia en estas ilustraciones que, pese a estar coloreadas y entramadas como dice su autor, conservan el aire fresco de dibujo a mano alzada en directo, amén de que transmiten un dominio técnico y una expresividad y una gracia que son patrimonio exclusivo de los buenos dibujantes, de los que dominan el lenguaje de la línea. Y ha sido también todo un acierto que la editorial haya editado los poemas en formato de gran álbum, con tapa dura y a todo color.
Por todo ello, hay que saludar la reedición de Poemas de la Oca Loca como un acontecimiento literario que puede contribuir sin duda alguna rehabilitar la figura de Gloria Fuertes como poeta para niños, algo que al parecer muy pocos se han encargado de hacer y que es totalmente necesario, sobre todo para que nadie más piense que sus versos para niños no son más que escombreras poéticas llenas de ripios donde volcó todo lo que no le servía para su poesía seria y de verdad (las cursivas, por supuesto, son de nuevo mías). Gloria Fuertes, como todo los grandes, sabía que escribir para los pequeños es algo muy serio. Valorémoslo, pues, con tanta seriedad como merece.

Fuertes, Gloria, Poemas de la Oca Loca, Pontevedra, Kalandraka, 2016

(ilustraciones de Miguel Ángel Pacheco)