Pisos, Cecilia (texto) y Bianki, Diego (ilustraciones), Nube con forma de nube, Pontevedra, Kalandraka, 2016
Es para mí una alegría inmensa reanudar la actividad crítica de este blog durante la
rentrée literaria y académica - que por diversas razones se ha retrasado más de lo que me habría gustado - reseñando un libro publicado en España y por una editorial española pero escrito por una de las grandes poetas que escriben hoy en día poesía en español para niños. Porque eso es para mí sin hipérbole la argentina Cecilia Pisos, de quien no en vano ya he reseñado dos libros en este blog. El primero de ellos,
Soplacoplas, que fue el que me la descubrió, lo encontré por casualidad curioseando entre los estantes de una librería y me hechizó ahí mismo, en mi primera lectura de pie y apresurada, por cómo llevaba a cabo una audaz relectura de la tradición hispánica que denotaba un bagaje inmenso y profundo de lecturas y un respeto absoluto por los niños lectores. Tanto, que lo compré sin dudarlo, y lo reseñé de inmediato. El segundo,
El pájaro suerte, me llegó a través de la propia autora (pero con la manera milagrosa en que llegan los envíos de allá, casi en mano) y me enamoró al instante porque me pareció uno de los ejemplo más acabados de lo que creo debe ser la poesía para primeros lectores, plena de humor, lirismo y de audacia en el lenguaje que no suele encontrarse en esos niveles.
Ahora se publica este Nube en forma de nube, y si llega a las manos de un lector español como yo es porque llegó a quedar finalista en el concurso Orihuela de hace unos años y los editores de Kalandraka decidieron con muy buen criterio publicarlo también.
Como ocurre con muchos libros de poemas, en este hay que empezar por el principio, es decir, por el título, que remite a uno de los poemas del libro ("Nube con forma de nube / nube que nadie miró") y al mismo tiempo resume el sentido de todo el libro, que trata, en la superficie, sobre las nubes o, mejor dicho, sobre la forma en que nos paramos a mirar las nubes y tratamos de encontrar en ellas formas que nos recuerden a otras cosas. ¿Quién no ha pensado o incluso declarado en voz alta que una nube le recordaba a un caballo, a un árbol, a un pez, a un cocodrilo o a una ballena? ¿Quién no se ha sentado, de niño o de mayor, a mirar los perfiles cambiantes y errantes de las nubes durante una agradable tarde de primavera o verano? Nube con forma de nube apela a dicha experiencia que todos compartimos - es decir, hunde sus raíces en el imaginario, y por lo tanto nos incumbe a todos - para llevar a cabo una serie de variaciones sobre las nubes. Pero en realidad el libro trata sobre la mirada (al final todos los libros infantiles tratan sobre la mirada) y sobre la manera en que contemplampos el mundo, y en eso el poema que lo inspira resulta fundamental y es la piedra angular que lo articula todo, porque la poesía no es al fin y al cabo ver un zapato en una nube con forma de zapato, sino más bien ver un zapato en una nube con forma de nube; es decir, ver aquello que nadie ve en aquellas cosas que están delante de nuestros ojos.
Así, como muchos otros poemarios para niños, Nube con forma de nube tiene un hilo conductor o leit motif común que aglutina todos los poemas, lo cual resulta más fácil de cara al lector infantil pero plantea una dificultad añadida al escritor, que debe afinar todos sus armas poéticas para no caer en la monotonía y no repetirse a lo largo del poemario. Cecilia Pisos lo consigue de varias maneras. Basta comparar algunas páginas del libro para ver que no se ha conformado con repetir la misma fórmula siempre. Hay poemas más breves, casi como adagios (el ya citado que da nombre al libro es un ejemplo muy claro) y otros más largos, que incluso se extienden por toda la página en un juego caligráfico muy adecuado basado en la repetición, como en "Sale cazado / el ojo", donde se repite por todo el blanco "nube árbol" con una leve variación que da sentido a toda la composición. Incluso hay composiciones que de tan sencillas resultan milagrosas, como "Una, / dos, / tres, / cuatro, / cinco, / seis, / siete, / ocho, / nube, / diez", basado en la paronomasia. Y otras en las que se echa mano de ciertas asociaciones clásicas para variarlas, como en "En este cielo / de insomnio feroz / la mosca blanca / es la nube negra. // En otro cielo / rugiente de tormenta / la nube blanca / es la oveja negra", cuando no aparecen ecos de greguería que nunca desentonan ("A las nubes les gusta / soltarse todo el tiempo / la lluvia") y que están construidos sobre la personificación, otro recurso muy caro a la poesía infantil, o incluso se juega de ingeniosa manera con el imaginario infantil y los conatos de narración, recursos muy propios del género lírico infantil también.
Para cualquier ilustrador un libro como este es un regalo pero también un desafío, porque no se puede abusar del recurso de dibujar nubes con otras formas constantemente, que sería una opción muy socorrida. Diego Bianki opta por atenerse al título al pie de la letra, rigurosamente, y crear, en efecto, solo nubes con forma de nube. Es decir, no dibuja nubes con siluetas que se asemejen a otros objetos, sino nubes solamente. Además, en un ejercicio de estilización imaginaria de lo más afortunado, las nubes de Bianki no intentan ser realistas y parecerse a las nubes de verdad, sino parecerse a las nubes que todos hemos dibujado alguna vez y que generalmente dibujan los niños: esas nubes de perfiles perfectamente lobulados que alguna vez han decorado nuestros cuadernos infantiles y que aún trazamos alguna vez cuando un niño nos pide que las dibujemos. Este tipo de nube arquetípica se convierte en el hilo conductor visual de todo el libro, hasta el punto de que algunas nubes sueltas aparecen como motivos decorativos en aquellas páginas donde no hay una ilustración del poema propiamente dicha. A partir de esta nube primigenia Bianki establece una serie de variaciones, pero siempre conservando su reconocible perfil inicial: a veces cambia el color; a veces las agranda o las empequeñece; en una ocasión las convierte en ovejas blancas y negras (en el poema ya citado) poniéndoles cara y patas, o en una cabalgadura sobre la que va montado un caballero ("El caballero nube / que sube / a su nube de dragón / si no apura su espada / para el lance / terminará a caballo / de un nuberratón"); y cuando son nubes de algodón se vuelven, por supuesto, rosa. De esta forma, las propias ilustraciones nos hacen ver que las nubes son siempre las mismas y que solo la mirada les da una apariencia distinta. Con ello texto e ilustración convergen para decir exactamente lo mismo.
La poesía es ritmo pero también es mirada. Si cualquiera de los dos elementos falla, la construcción se viene abajo, y da igual que sea poesía para niños o para adultos. La poesía es poesía, con independencia del lector al que vaya dirigida, y eso es algo que Cecilia Pisos tiene claro en todo momento, en todo libro.
Nube con forma de nube es un un libro que no trata a los niños como tontos, que les da su derecho a tener poesía de verdad, poesía en verbo y alma. Y, por todo ello, es una gran noticia que este libro que se publique en España, sin duda.
http://www.kalandraka.com/es/colecciones/nombre-coleccion/detalle-libro/ver/nube-con-forma-de-nube/
http://www.ceciliapisos.com.ar
http://www.diegobianki.com