jueves, 10 de marzo de 2016

Bolso de niebla



Serdio, María Rosa, Bolso de niebla, Oviedo, Pintar-Pintar Editorial, 2015 (ilustrado por Julio Antonio Blasco)


     Los poemarios para niños suelen ser un conjunto de composiciones unificados por algún marco architextual que puede ser de varios tipos. Los hay claramente narrativos, de tal manera que los poemas se insertan en un ámbito espacio-temporal más o menos claro donde se encuentran algunos personajes; los hay temáticos (los animalarios son un caso claro), genéricos (como, por ejemplo, los libros que son conjuntos de adivinanzas, o de haikus) o incluso alfabético, y no son raras las confluencias de las tres posibilidades en un mismo libro. En todos los casos, hay un hilo conductor claro y reconocible que une todos poemas y que el lector puede seguir sin excesiva dificultad.
   Más raros son los poemarios infantiles que, aun manteniendo cierta unidad temática, de tono y de estilo, no recurren a dicho hilo conductor, y que por lo tanto se parecen más a los libros de poesía para adultos, que suelen ser recopilaciones de poemas en los que se puede ver cierta unidad pero sin que esta sea evidente desde el principio.
   Bolso de niebla pertenece a esta segunda categoría. Sin duda hay en él una idea general que unifica todas las composiciones, así como una unidad de estilo y tono. Pero todo ello le sobreviene al lector más como una intuición lectora que como una imposición architextual clara. Ya solo por eso resulta llamativo y hasta novedoso este libro, pero lo es aún más porque el tema común de todos los poemas, el leit motif de los versos, no es otro que la poesía.
   Hay quien dice que el único tema de la poesía es la propia poesía, y puede que en cierto modo sea verdad. Esa tensión máxima del lenguaje que trae consigo escribir poesía provoca con frecuencia que los poetas reflexionen sobre el propio instrumento que tienen entre manos, y casi todos tienen un poema sobre la poesía; es decir, casi todos han escrito alguna vez lo que en teoría literaria se conoce como metapoesía.
    Este giro especular no es empero tan habitual en la poesía infantil, que suele ser más figurativa que abstracta, más material que reflexiva, más volcada en lo tangible que en lo espiritual.
    En Bolso de niebla, sin embargo, la poesía adquiere protagonismo continuo de una manera sutil y sorprendente en la mayor parte de las ocasiones. Casi todos los poemas acaban hablando de una u otra manera de la poesía pero sin que este tema se imponga desde el principio de la lectura ni haya un programa demasiado visible o un armazón evidente. Es decir, para encontrar dicho hilo conductor el lector debe sumergirse en los poemas, de manera que hasta algunos que no parecen tratar de la poesía a simple vista y cuyo título no hace referencia a ello también aluden a ella de alguna manera. De ahí que Bolso de niebla pueda considerarse también una suerte de arte poética infantil camuflada y nada académica.
   En este sentido, la dedicatoria, que es el primer poema del libro, es ya muy clara al respecto: “Este libro es una puerta / para que alguien la abra / con los ojitos brillantes. / Este libro tobogán / es un camino en el tiempo para que bajen los niños / recitando sus versos”. La idea del libro como puerta de entrada es invitatoria, pues incide en la idea de abrir (la mente, los ojos) con la lectura y conecta con unos versos que podemos leer más adelante (“Existe un paréntesis / donde se abren / las palabras / para ofrecer su corazón / de colibrí”). Y en eso mismo insiste uno de los primeros poemas, que puede ser considerado una especie de poética general de todo el libro, A diario. Entre sus versos están los siguientes: “Ser poeta es escuchar / cómo las nubes aumentan, / cómo los ríos rebullan, / o cómo las hojas vuelan (...) Solo precisas, es cierto, / si quieres ser un poeta, / el ojo limpio en la estrella, / los pies puestos en el suelo / y el corazón en la huella”.
     La idea de poesía que se desprende de estos libros es la misma que parece predicar el libro en sí mismo: la poesía es una forma distinta de mirar al mundo, es, como se dice en uno de los poemas, en el que se asocia la actividad poética con una bruja (Bolso de bruja), una forma de magia, una forma de transfiguración y de transformación de lo que nos rodea. Para ser poeta hay que pararse a mirar, pararse a decir. El poeta es quien “se sienta / en la cima del mundo / y ¡recita!”
   Esta unidad sutil de todos los poemas encuentra perfecta réplica en las ilustraciones de Julio Antonio Blasco. Al igual que las composiciones de Serdio demandan un lector activo que sea capaz de trazar las relaciones entre los distintos versos, las ilustraciones acaban pidiendo un observador activo que sepa dibujar en su mente constelaciones de imágenes. Así, de la misma manera que los poemas tenían un leit motif claro, la poesía como manera distinta y más rica de mirar el mundo, las ilustraciones construyen un universo propio y coherente mediante una técnica reiterada, el collage, y usando distintas referencias de forma repetida pero siempre adaptadas al poema. Así, el observador atento podrá ver que se repiten diversos motivos. Hay reiteraciones iconográficas que se van metamorfoseando en las distintas secuencias. Por ejemplo, los trozos de mapas a veces se convierten en nubes, otras en planetas, otras en la orilla de una charca, otras en un barco; un corazón rojo es un helado, las alas de una mariposa o una piruleta. Al mismo tiempo, hay determinadas soluciones técnicas que van creando una unidad de estilo, como se ve en el uso de siluetas oscuras y rayadas a lápiz que aparecen en casi todas las ilustraciones, a veces con formas humanas, y con un elemento unificador como es el bombín.
  La coherencia entre lo que ofrecen los versos y lo que proponen las ilustraciones queda definitivamente refrendada con el cuidado máximo que se le da a los aspectos tipográficos – pues se juega mucho con la unidad cromática de las letras del poema, el título, los fondos y las ilustraciones – y la distribución de los poemas en la página, así como con la decisión de publicar el libro en gran formato.  
   Todo ello hace de Bolso de niebla un poemario que enseña a leer mejor, a mirar mejor, que demanda un lector y contemplador activo, que sepa colarse por debajo de la superficie de las cosas y encontrar las relaciones y conexiones que existen entre las ellas. En definitiva, que se cuelgue del alma este bolso de imágenes y tenga la paciencia de reconocer con deleite las siluetas que se vislumbran entre la niebla.




     

8 comentarios:

  1. Un buenísimo libro de poemas que voy saboreando a sorbitos. Poemas e ilustraciones que invitan al lector a cruzar una puerta... Bravo!!

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    1. Es un gran trabajo, la verdad. Gracias, Glòria, por el comentario.

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  2. Julio Blasco...es genial..me gusta mucho como ilustra, además de ser muy buen amigo!!

    Besos, Juan

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    1. En efecto, es un gran trabajo, miette. Me alegro de encontrarte por aquí, y te seguiré a partir de ahora. A ver si voy a Zaragoza y nos vemos. Un abrazo

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  3. Muchas gracias, Juan Senís por esta extraordinaria manera de mostrarnos cómo se hace una valoración crítica de un libro. Necesitamos personas que se comprometan a leer más allá de lo que estamos habituados, más allá de volver sobre lo comercial o lo que "conviene"
    Reflexionar por escrito, contextualizando con referencias suficientes a las diferentes teorías literarias, es lo que ayuda a los autores a ir un poco más allá. Y eso es muy de agradecer.
    Vaya el agradecimiento de todos los que hemos trabajado para que "Bolso de niebla" sea lo que tú has dicho y lo que cada lector puede sentir...en cada ocasión que lo abra para sí o para compartir.
    Gracias

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  4. De "Bolso de Niebla" ya me encanta el título porque no puede ser más acertado. La poesía de María Rosa en este libro es así: como la niebla que avanza de puntillas y te va envolviendo hasta llegar al corazón. Sus versos, aparentemente sencillos de palabras cotidianas, no por eso menos importantes para los niños, despiertan emociones y ponen alas a la imaginación. Son poemas para niños, pero lo asombroso es que cuando lo tuve en mis manos y comencé a leerlo, mi voz adulta se transformó en la voz de mi niñez. Y esto. ¿no es magia? La magia de los versos, de la poesía que tan maravillosamente ha sabido transmitir María Rosa, acompañada de las fantásticas ilustraciones de Lulio Blasco y de la hermosa edición. Gracias por este regalo para disfrutar, no importa la edad.

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    1. Esto se lo voy a contar a las chicas de Pintar-Pintar. Seguro que se van a poner muy contentas.
      Lo que más me gusta de los lectores es que opinan y me descubren nuevas vías de acceso a los poemas. Un bolso...que tiene muchos recovecos y que...aún está empezando. Gracias, Felicitas Rebaque. ¡A ver qué opinan tus sabios degustadores de versos!

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  5. Un libro para saborear, tocar y sentir. Un libro que invita, a niños y grandes, a sentarse a contemplar los secretos y misterios con los que ese “Bolso de Niebla” nos va sorprendiendo. Como dice la escritora Felicitas Rebaque, es un libro con mucha magia. Una vez que te adentras y te deslizas por él, es imposible frenar los recuerdos, los sitios a los que transporta y los sentimientos que afloran. Todo bien aderezado con las preciosas ilustraciones de Julio Blasco. Gracias Mª Rosa y a esa gran Editorial Pintar-Pintar. No dejéis de conseguir uno… que ya NADIE os quitará de las manos.

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