sábado, 29 de marzo de 2014

El clásico de la semana es...





El libro de las preguntas, de Pablo Neruda, ilustrado (aunque aquí esta palabra se quede tal vez corta) por Isidro Ferrer. Un libro doblemente clásico, porque el texto se debe a uno de los grandes poetas del pasado siglo y las imágenes, a uno de los grandes ilustradores del presente. A ambos, y al acierto de los editores de Media Vaca, nació esta maravilla que se ha convertido, sin duda, en una de las publicaciones recientes de referencia dentro de la poesía infantil en lengua española.

Si todos los ríos son dulces
de dónde saca sal el mar?

Cómo saben las estaciones
que deben cambiar de camisa?

Por qué tan lenguas en invierno
y tan palpitantes después?

Y cómo saben las raíces
que deben subir a la luz?

Y luego saludar al aire
con tantas flores y colores?

Siempres la misma primavera
la que repite su papel? 




Neruda, Pablo, El libro de las preguntas, Valencia, Media Vaca, 2006 (ilustraciones de Isidro Ferrer). 



jueves, 27 de marzo de 2014

En Bolonia (como en el mundo) se esconde la poesía







Mi reciente viaje a la Feria de Bolonia me ha servido, entre otras cosas, para confirmar que la poesía infantil es un género minoritario y escondido que casi nunca ocupa las primeras filas de la industria editorial. En eso sí que se parece a la poesía para adultos.

martes, 25 de marzo de 2014

Próximas reseñas

Libros comprados en la Feria de Bologna, ambos del Cono Sur. Próximamente, en este blog. 

domingo, 23 de marzo de 2014

Echando a volar





Dentro de unas horas, volando ya a Bolonia.

http://www.bookfair.bolognafiere.it/en/the-best-venue-for-childrens-publishers-to-meet/878.html


lunes, 17 de marzo de 2014

El clásico de la semana es...


  
Caperucita Roja I y Caperucita Roja II, dos poemas de la gran poeta Amalia Bautista que quizás podrían ser para niños, o quizás no. Juzguen ustedes.


CAPERUCITA ROJA I

El camino se abría luminoso
ante sus ojos y bajo sus pies.
Ella canturreaba. No veía
que, entre los árboles del bosque, el trueno
y el relámpago se iban adentrando.
Y el lobo acompañaba la tormenta.
Ella solo pensaba en las palabras
últimas de su madre: “Ten cuidado.
No derrames la miel. No te entretengas”.

CAPERUCITA ROJA II

Al otro lado de este bosque inmenso
me espera el mundo. Todo lo que he visto
sólo en mis sueños tiene que esperarme
al otro lado de este bosque, aunque el viaje
se lleve varios años de mi vida.
De pronto escucho aullar la voz de siempre,
la que siempre ha logrado detenerme:
“Al otro lado de este bosque, niña,
solo espera la casa en la que mueres”

Bautista, Amalia, Cuéntamelo otra vez (1999), incluido en Tres deseos (Poesía reunida), Sevilla, Renacimiento, 2006.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El clásico de la semana es...



Cuentos en verso para niños perversos (Revolting Rhymes), de Roald Dahl, un clásico indiscutible de la literatura infantil, con toda la mala leche y la visión un tanto oscura de la vida que caracteriza a este autor. Y un ejemplo de que, a veces, una traducción no literal de un título también puede ser una opción legítima y excelente.


Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
“¿Puedo pasar, Señora?”, preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando “¡Este me come de un bocado!”.
Y, claro, no se había equivocado,
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
“Sigo teniendo un hambre aterradora
¡Tendré que merendarme otra señora!”
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
“¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!”
-Que así llamaba al bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: “¿Cómo estás abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!”
“Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas”. “¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!”.
“Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha puesto,
para que pueda verte, Don Ernesto
el oculista”, dijo el animal
mirando con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: “¡Que imponente
abrigo de piel llevas este invierno!”
El Lobo, estupefacto, dijo: “¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa”.
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revolver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque...¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.




As soon as Wolf began to feel
That he would like a decent meal,
He went and knocked on Grandma's door.
When Grandma opened it, she saw
The sharp white teeth, the horrid grin,
And Wolfie said, “May I come in?”
Poor Grandmamma was terrified,
“He's going to eat me up!'” she cried.
And she was absolutely right.
He ate her up in one big bite.
But Grandmamma was small and tough,
And Wolfie wailed, “That's not enough!
I haven't yet begun to feel
That I have had a decent meal!”
He ran around the kitchen yelping,
“I've got to have a second helping!”
Then added with a frightful leer,
“I'm therefore going to wait right here
Till Little Miss Red Riding Hood
Comes home from walking in the wood.”
He quickly put on Grandma's clothes,
(Of course he hadn't eaten those).
He dressed himself in coat and hat.
He put on shoes, and after that
He even brushed and curled his hair,
Then sat himself in Grandma's chair.
In came the little girl in red.
She stopped. She stared. And then she said,
“What great big ears you have, Grandma.”
“All the better to hear you with,” the Wolf replied.
“What great big eyes you have, Grandma.”
said Little Red Riding Hood.
“All the better to see you with,” the Wolf replied.
He sat there watching her and smiled.
He thought, I'm going to eat this child.
Compared with her old Grandmamma
She's going to taste like caviar.
Then Little Red Riding Hood said, “But Grandma,
what a lovely great big furry coat you have on.”
“That's wrong!” cried Wolf. “Have you forgot
To tell me what BIG TEETH I've got?
Ah well, no matter what you say,
I'm going to eat you anyway.”
The small girl smiles. One eyelid flickers.
She whips a pistol from her knickers.
She aims it at the creature's head
And bang bang bang, she shoots him dead.
A few weeks later, in the wood,
I came across Miss Riding Hood.
But what a change! No cloak of red,
No silly hood upon her head.
She said, “Hello, and do please note
My lovely furry wolfskin coat.”
Dahl, Roald, Cuentos en verso para niños perversos, Madrid, Alfaguara, 2012 (traducción de Miguel Azaola; ilustraciones de Quentin Blake). 

martes, 11 de marzo de 2014

Entrevista con Beatriz Giménez de Ory




En la fantástica web de la Fundación Cuatro Gatos acaba de publicarse una reveladora y completa entrevista con la escritora española Beatriz Giménez de Ory, ganadora de los premios ‟Luna de Aire” y ‟Orihuela” de poesía infantil, por Las canciones de Garci Niño y Los versos del libro tonto, respectivamente, y de Bululú, reseñado aquí recientemente. Para leerla, pinchen aquí.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La Generación del 50 para niños y jóvenes

 La Generación del 50 para niños y jóvenes, edición preparada por Juan Carlos Sierra, Madrid, Ediciones de la Torre, 2013 (ilustraciones de Juan Pedro Esteban Nicolás). 



Desde hace bastante tiempo, la colección Alba y Mayo de Ediciones de la Torre se ha esforzado por difundir la obra de los grandes poetas en lengua española con una serie de antologías en cuyo título cambia el nombre pero no los apellidos, que siempre son los mismos: para niños o para niños y jóvenes. Dichos volúmenes son reconocibles por ciertos rasgos paratexuales y editoriales y se han convertido en libros doblemente clásicos: por procurar el acceso de los lectores jóvenes a los clásicos poetas españoles, por un lado; y por ser ya en sí mismos clásicos dentro de la literatura infantil en lengua española, por otro.
Ahora, quizás agotados ya todos los grandes nombres de lírica española del siglo pasado, le llega el turno a la Generación del 50 con esta selección de Juan Carlos Sierra, a quien ya le debemos otro loable intento de acercar la poesía actual a los jóvenes, Los lunes, poesía (Hiperión), fruto de su experiencia como profesor de secundaria y de su contacto diario con el lector adolescente. Ante una antología como esta cabe seguramente hacerse la misma pregunta que, según confiesa el editor en el “Aviso a navegantes (o aclaraciones para lectores curiosos)” que encabeza el libro, le hizo a él un amigo y escritor: “Pues los del 50 no son muy de niños y jóvenes”.
Ese amigo de Juan Carlos Sierra estaba revelando de manera inconsciente la existencia indudable de todo un imaginario literario acerca de lo que es y lo que no es la poesía infantil, sobre todo para aquellas personas que no están demasiado familiarizas con las novedades del género (los que sí lo están – o lo estamos – saben – o sabemos – que los rasgos están siendo poco a poco superados, como indica el artículo de Felipe Munita que comentaba esta misma semana en la entrada anterior). Y esa poesía es, por supuesto, una poesía sobre animales o la naturaleza, con rima, influida por la lírica popular y, por tanto, pródiga en figuras de repetición y más bien escasa en imágenes y metáforas. Tal vez ello se debe a que en el imaginario de muchas generaciones están bien grabados por su reproducción en los manuales escolares poemas tan conocidos como El lagarto está llorando, de García Lorca, que cumple más o menos con estos rasgos arquetípicos de lo que es la poesía infantil.
Desde este punto de vista, “los del 50”, desde luego, no son “muy de niños y jóvenes”, dado que no usan rima, y sí el verso libre, no se valen de recursos de la lírica popular, y los temas no son lo que se dice convencionalmente infantiles.
Sin embargo, si se tiene en cuenta que la poesía infantil ha evolucionado algo – quizás no demasiado: hay rasgos que aún son difíciles de erradicar – o, yendo más allá, si se tiene en cuenta que lo importante de este tipo de selecciones no es reiterar lo ya dicho o reforzar el canon sin más, sino ampliarlo, esta antología no solo es “muy de niños”. Debería serlo. Porque si les escamoteáramos a los niños y a los jóvenes la poesía de los 50 porque no es muy infantil o juvenil estaríamos impidiéndoles el acceso a un corpus literario español valioso y en el que se plasman muchas innovaciones propias de la poesía del pasado siglo. Y, por tanto, habría un vacío absoluto. Al fin y al cabo, que no cumpla con los rasgos típicos de la poesía infantil no significa que no pueda llegar a niños y a jóvenes. Y por eso el editor dirige su nota inicial a los lectores curiosos, es decir, aquellos que no se quedan en la superficie y van más allá de las cosas.
En este sentido, hay que valorar en esta antología dos aspectos importantes. En primer lugar, y como se anuncia en la contracubierta, incluir la poesía del 50 más canónica (González, Gil de Biedma, Costafreda, Brines, Caballero Bonald) junto a algunas de las voces más personales de la época (Aguirre, Fuertes, Quiñones). Y, en segundo lugar, haber hecho elecciones cuando menos arriesgadas en la selección de poemas. Así, es de agradecer que elija los poemas de la Gloria Fuertes “adulta”, sin caer en la tentación de añadir los más infantiles y populares, o que de Gil de Biedma, por ejemplo, se decante por los más conocidos y por eso mismo más arriesgadamente anti-infantiles e incómodos (en principio) que se pueden imaginar.
Pero, por debajo de toda la antología, quizás aquí se dibuja más que en otras antologías “para niños y jóvenes” la necesidad de una figura importante en la experiencia poética y literaria de niños y jóvenes: ese mediador que sepa introducirles en una poesía distinta a la que han leído antes y que sepa hacerles ver que también se puede disfrutar de una poesía así, sin rima, con temas más adultos, y sin recursos repetitivos. Un mediador, en definitiva, que no desconfíe de la flexibilidad estética y la apertura de mente de los lectores jóvenes y que les haga dar el salto necesario a otro tipo de lírica. Tal vez el autor, que no en vano es profesor de secundaria, sabe mejor que los no docentes lo importante que es la figura de este mediador poético, del profesor que sepa contagiar a los niños el gusto por la poesía porque él mismo es lector de poesía. De esta manera, no hay poemas más “de niños o jóvenes”, sino personas preocupadas por hacer llegar la poesía a todos los edades. Y Juan Carlos Sierra, con esta antología, demuestra que es, indudablemente, una de ellas. 





martes, 4 de marzo de 2014

El niño dibujado en el verso: aproximaciones a la nueva poesía infantil en la lengua española



Ha aparecido en el último número del Anuario de Investigación en Literatura Infantil y Juvenil el artículo "El niño dibujado en el verso: aproximaciones a la nueva poesía infantil en la lengua española", de Felipe Munita. En él, el autor trata de definir los rasgos más sobresalientes de la poesía para niños hispanoamericana con un corpus formado por las obras galardonas con dos de los premios de poesía infantil más importantes a este y otro lado del Atlántico, nacidos ambos en la última década del siglo XX: el "Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños", convocado por el FCE y la Fundación para las Letras Mexicanas, y el "Premio Internacional de Poesía para niños Ciudad de Orihuela", convocado por la editorial Kalandraka y el Ayuntamiento de Orihuela. El resultado es esclarecedor, pues se define de manera muy certera la poesía infantil en lengua española de hoy, y además de una gran altura crítica, ya que muchas veces los análisis dedicados a la lírica para niños son tan voluntariosos como críticamente insuficientes. Muy al contrario, Munita usa un arsenal crítico adecuado que cita e incorpora con pericia y pertinencia, evitando así hacer el texto farragoso e ilegible.
De las muchas ideas válidas del artículo, reproduciré a continuación las coordenadas que se incluyen al final, ya que sintetizan buena parte de lo dicho anteriormente y dan la clave de muchos rasgos de la nueva poesía infantil en lengua española:

1. Suele construir una supranarración como recurso para acerca el género lírico hacia las formas narrativas y secuenciales predominantes en la literatura infantil.
2. Se vale de las formas poéticas recurrentes en la creación para niños, pero experimenta también con formas provenientes de otras tradiciones líricas.
3. Presenta a un niño o un sujeto externo como hablante lírico, con actitud predominantemente enunciativa y con un progresivo equilibrio entre el tono lúdio y el propiamente lírico.
4. Crea mundos factuales y relacionados con el imaginario infamtil, pero produce también mundos interiores con temáticas abstractas, poco habituales en la lírica para niños.
5. Utiliza múltiples recursos fónicos y de manipulación de los significantes, y tiende a equilibrarlos con una progresiva atención hacia el sentido.
6. Mantiene escasas relaciones con los tópicos literarios clásicos: solo utiliza algunos especialmente cercanos al mundo de la infancia.
7. Evidencia una tímida poética intertextual, relacionada con diversas tradiciones literarias entre las que destacan las formas poéticas folklóricas.
8 Utiliza escasamente el juego metapoético como parte del andamiaje discursivo.

En suma, y como dice el propio autor,  los autores de la poesía actual para niños en lengua española miran alternativamente hacia delante y al espejo retrovisor, es decir, no dejan de lado la tradición pero se esfuerzan en busca alternativas más innovadoras.

lunes, 3 de marzo de 2014

El clásico de la semana es...







Domingo de pipiringo, de María Jesús Jabato, que ha ganado las dos últimas ediciones de los premios Orihuela y Luna de Aire y que con este poemario, donde trata de manera poética la relación de una niña con una abuela enferma de Alzheimer, se hizo con el Príncipe Preguntón en 2008.

En aquella guerra

Entonces hubo una guerra
por cielo y tierra, 

con siembra de hambre y espanto. 
Sufrieron tanto...

La abuelita en la trinchera
era enfermera, 

y con hojas de palmera
vendaba a muchos heridos
con agujeros de tiros
quemantes como una hoguera. 

El mundo del revés 

Hoy hace un calor que pela.
¿Frío? No. Calor, abuela. 

Mira: Un pez en el balcón. 
No es un pez, es un gorrión. 

¿Cuándo vamos a cenar?
¡Te acabas de levantar!

Vamos a jugar los dos: 

Este es el mundo al revés:
La cabeza está en los pies, 
el sol es de plata fría
y la luna... ¡qué ardentía!    

Jabato, María Jesús, Domingo de pipiringo, Madrid, Hiperión, 2008 (ilustrs. de Laura Esteban).