jueves, 4 de febrero de 2016

Pregúntale al sol y te dirá la luna


Suárez Caamal, Ramón Iván, Pregúntale al sol y te dirá la luna, ilustraciones de Manu Sánchez Vázquez, Cuenca, Ediciones de la UCLM

    Con Pregúntale al sol y te dirá la luna el Premio de Poesía Infantil "Luna de Aire" llega a su duodécima convocatoria, antes de iniciar una nueva etapa, en la que la obra ganadora, anunciada recientemente, será publicada en una colección homónima de SM creada ad hoc. Lo hace distinguiendo un libro dedicado íntegramente a un género clásico de la poesía infantil, la adivinanza, y premiando a un escritor veterano que viene de esa otra gran orilla de la literatura infantil, la Hispanoamericana, unida a nosotros los españoles por el rico océano de la lengua común.  
     Como ocurre con otros autores premiados - este es un mundo pequeño, al fin y al cabo - el mexicano Ramón Iván Suárez Caamal no es un desconocido en la poesía infantil hispana. Ha ganado ya el Premio Hispanoamericano de Poesía (FCE) y el Orihuela (Kalandraka), es decir, dos grandes puntales de la poesía infantil hispana de ambos lados del Atlántico, y ahora remata su trayectoria - larga y fructífera, por otro lado - con el más veterano de los galardones peninsulares. Y, como ya hemos dicho en otras ocasiones, esta coincidencia de premios en una misma persona debe de ser leída no en clave de maliciosa suspicacia (al fin y al cabo, no estamos hablando del Premio Planeta), sino como síntoma del funcionamiento del sistema literario rige la poesía infantil hispana de hoy en día y de la consolidación de ciertos rasgos que funcionan a un nivel realmente hispanoamericano e interfronterizo.
     Así, este Pregúntale al sol y te dirá la luna de sugerente título (tomado de los dos primeros versos del poemario) presenta varios de las características más frecuentes de la poesía infantil hispana de hoy en día, tanto a nivel temático - pues tiene como tema único la naturaleza y está dedicado casi íntegramente a los animales, motivo por excelencia de la literatura para niños - como formal - ya que está escrito íntegramente en arte menor y tiene su base un género propio de poesía popular  como la adivinanza -. Pero, al mismo tiempo, entronca con esa tendencia dominante desde el momento en que no se limita a reproducir esquemas propios de la poesía popular y a ser continuista, sino que supone una innovación al respecto. Al fin y al cabo, toda obra con pretensiones literarias dibuja espacio nuevo aun alojándose en el recinto de la tradición. 
     Es difícil quizás a estas alturas renovar un género tan explotado en la infancia como la adivinanza, pero Ramón Iván Suárez Caamal lo consigue con una estructura que mantiene fija a lo largo de todo el libro. Cada página está dividida en dos partes,  marcadas por una tipografía distinta. En la de arriba encontramos la adivinanza propiamente dicha, una breve composición (predominan las de cuatro versos) impresa en letra redonda, mientras que, en la de abajo, separada por una barra, está la solución a la adivinanza, escrita en cursiva y con el nombre del animal en negrita. Pero lo curioso e innovador del poemario es que  esta solución es también un poema que se convierte en glosa o comentario de la propia adivinanza. De esta manera, la solución, texto inherente a toda adivinanza aunque en principio ajeno al poema en sí, pasa a ser también una composición poética, de la misma manera que a veces las acotaciones de una obra de teatro también son textos que podemos considerar literarios. Es más, no son pocas las ocasiones en que el poema-solución es más interesante que la propia adivinanza. Ocurre, por ejemplo, con la adivinanza del gallo (17), donde la solución es un caligrama que no solo representa dicho animal, sino que también es un hermoso y sincopado poema que recuerda a cierta poesía de vanguardia. Asimismo, el libro no deja utilizar ciertos recursos muy propios de la adivinanza, como el calambur (¿Estaba? Sí / ¿Estaba? No), las metáforas que trazan una relación de semejanza no demasiado obvia con lo que hay que adivinar (¿Qué negras ovejas / trajeron la lluvia? hace referencia a las nubes; las abejas recolectan su tesoro / que forjan con luz y oro / y defienden con su lanza; los cangrejos tienen tenazas; la tortuga vive en una calabaza), los juegos de palabras (Velas, velas, van con hojas), las comparaciones (Verde soy como la hierba), las paradojas (No es del cielo y sí es del cielo. / No es del mar y sí es del mar), o las personificaciones (Por dentro, corazón duro; / por fuera mis verdes galas; Un rey que no tiene reino).  
    Iván Suárez Caamal demuestra, por tanto, en este libro que se puede renovar un género tradicional como la adivinanza partiendo de sus propias reglas genéricas, tan solo dándoles un sutil giro de tuerca .
     

     
      

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